Cuando caminas por una ciudad -y más siendo Barcelona- te encuentras edificios que parecen caídos del cielo, mirando imponentes desde las alturas, con balaustradas y contraventanas, elevados y majestuosos, observando los peatones con soberbia.
Otras veces no es la arquitectura lo que nos llama la atención -no sólo. Hace poco hablábamos del street art y de la calle como exposición temporal, intervención efímera. A menudo vemos intervenciones en espacios públicos: murales o esculturas que dan un pequeño cambio de imagen temporal o, en algunos casos, perenne. Es el caso de algunos de los proyectos de intervención arquitectónica del artista Frederic Amat, autor de algunos de los cambios icónicos que vemos si paseas cada día por esta ciudad. Hoy os hablamos de la nueva exposición temporal de la Fundación Catalunya – La Pedrera, aunque hemos empezado por el final.
El 21 de marzo se inauguraba Zoòtrop, la nueva temporal. Una expo que vehicula la trayectoria artística de Frederic Amat. La planta noble de los Milà se divide en tres espacios, como tres actos de una actuación teatral, porque la vida artística de Frederic Amat engloba casi todos los aspectos interdisciplinares del arte; desde la pintura hasta la instalación, la performance y la cerámica, entre otros.
Lo que vemos primero es una performance en streaming que hizo junto con el poeta Arnaldo Antunes, en 2012, recitando el poema Pedra, y él poniendo imágenes evocadoras de fondo. La oscuridad y las palabras en portugués nos abren la puerta a iniciarnos en el mundo de Amat.
Inicia el primer acto: nos encontramos con una instalaicón hecha ex profeso. Una serie de falsas paredes separan el espacio, y son así para recuperar, de alguna manera, la distribución que originariamente tuvo la planta noble de la Casa Milán, donde actualmente se realizan las exposiciones temporales. A partir de antiguos planos Frederic Amat ha querido trazar las diferentes habitaciones, jugando con la luz que entra desde los balcones de la Pedrera. Además, se han colocado una serie de “módulos”, figuras negras, que parecen casi capullos de crisálida, esperando para despertar. Cápsulas de la memoria, como decía él. Figuras sinuosas y sensoriales, orgánicas, que parecen plenamente vivas, pero son de cerámica.
En el segundo acto, la segunda parte de la exposición, nos espera una elección personal de obras que el artista ha elegido para que hablan de él, de su evolución vital y artística. Proyectos de toda una vida.
En el tercer espacio, para terminar, el tercer acto. Allí encontramos catorce proyectos de intervención en espacios arquitectónicos, en espacios públicos que ha ido llevando a cabo. Algunos acabados y otros que nunca llegaron a ver la luz. Algunos tan emblemáticos como el Mur d’ulls del Hotel Ohla, en 2010, o Pluja de sang, 2010, para el Teatre Lliure de Gràcia, o el famosísimo y controvertido Cercle obert, que tenía que ir al muro del Liceu y que aún no se sabe si se hará. En su defensa, Frederic Amat nos comentaba que se trataba de reproducir este círculo representando la planta semicircular del teatro romano descrito por Vitruvio, espacio donde se ubicaba el público, dándole a éste la importancia de colocarlo en el espacio más visible del teatro: la fachada. Ya seguiremos, pues, a ver cómo acaba.
La gestualidad, la caligrafía, la poesía y los juegos de luz y sombras son elementos indispensables en la obra de Amat. En este sentido, una vez más, La Pedrera hace uso del juego entre el continente y el contenido. Un vínculo que se establece entre La Pedrera -continente- y la obra que presenta Frederic Amat -contenido. No nos cansaremos de decirlo, y lo decimos en cada artículo que hacemos de la Pedrera, porque nos encanta. Porque de nada sirve reaprovechar, intervenir o dar una segunda vida a un edificio histórico -y tan peculiar como es éste- sin apostar por el juego, por el diálogo temporal, en definitiva, por la magia del continente-contenido.
La muestra se puede ver hasta el 16 de julio.
Imagen portada: Collar, fuente: Fundación Catalunya – La Pedrera
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