Wanderlust, el “gen viajero”


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Me considero una “Wanderlust”. ¿Habíais oído alguna vez esta palabra? Representa una serie de valores y una forma de pensar muy determinada.

Me encanta viajar. Viajar a cualquier sitio del mundo, lejos o cerca. Me enseña más de mi misma que cualquier charla con psicólogos o una clase de meditación. Pero ¿qué diferencia hay entre alguien a quien solo le gusta viajar y alguien que de verdad siente ese deseo irrefrenable? La diferencia, como explicaré a continuación, proviene de un gen.

Las personas con este gen, con esta pasión, son los llamados “Wanderlusts”.

La revista “Evolution and human Behaviour” ha publicado un estudio donde investigadores aseguran que existe un derivado del gen DRD4-7r que se relaciona con los niveles de dopamina del cerebro. En otras palabras, se trataría de un gen que provocaría a la persona el sentimiento de felicidad. Éste es el “gen wanderlust”. [1]

Esta palabra proviene del alemán: Wander significa “pasear” y lust “deseo/ganas”. Así pues, literalmente estaríamos hablando del deseo de pasear, de viajar, de salir de la rutina y adentrarse en nuevas culturas. El primer uso que se conoce de esta expresión (en inglés), data de 1902, como un reflejo del que entonces era visto como una predilección alemana por deambular (¡como si solo la tuvieran los alemanes!)

Esta mutación se encuentra en un 20% de la población [2], y sus efectos son las ganas extremas de explorar nuevos lugares, sabores, olores y sonidos. En definitiva, asumir riesgos y probar experiencias nuevas. También cabe destacar que este gen es más presente en regiones del mundo donde se haya potenciado el hecho de viajar en un pasado. Y es que, ¿qué experiencia conocemos que contenga un poco de todos estos efectos? ¡Viajar!

Quiero clarificar que el Wanderlust del que hablo, las ganas de viajar, no tienen nada que ver con la duración del viaje. Está claro que aquellos que pueden dejarlo todo y dedicarse a ver mundo no dudan en hacerlo, pero poseer el gen no excluye a aquellos que por el hecho de tener trabajo o familia no pueden irse tan a menudo como querrían (como yo misma), ya que el deseo lo tienen igualmente. Simplemente nos tenemos que quitar “el mono” haciendo escapadas de fin de semana.

Por lo que respecta a mí, es muy posible que este gen fuera el que me impulsó a empezar a conocer mundo por mi cuenta. Siempre había viajado en compañía o con viajes organizados, y necesitaba un cambio.

Después de una época mala, decidí salir a encontrarme a mí misma. Quise viajar a Japón, donde tenía amigos, y estuve un mes viajando por el país, la mayoría de días sola. Me ayudó a saber qué es lo importante, y a poner las cosas en su lugar. Mis ganas de explorar nuevos lugares y adentrarme cada vez más en otras culturas crecían a medida que pasaba más tiempo fuera.

Entonces no tenía ni idea de qué era el gen ni de la comunidad “Wanderlust”. De hecho, la primera vez que oí esta palabra fue en otro de los viajes, cuando una mujer me explicó que ella era la oveja negra de la familia: la única que no tenía trabajo fijo y se pasaba más tiempo viajando que en casa. Con todo, tenía la conciencia muy tranquila porqué había leído que todo esto era cosa de un gen viajero que solo tenemos unos cuantos privilegiados, así que no es su culpa.

Un año después, y más consciente de lo que quería, inicié una aventura con otra chica por más partes de Asia. Concretamente, el sur-este asiático: Tailandia, Camboya, Vietnam y Laos. Cogimos una mochila con cuatro cosas esenciales y viajamos sin ningún plan establecido (cosa que al principio me sacaba de mis casillas). No sabíamos donde dormiríamos hasta que llegábamos y nos poníamos a mirar los hostales de la ciudad. Fue una gran experiencia y aprendí mucho de su forma de vivir la vida.

Durante mi trayecto, conocí gente de todo tipo y de todas nacionalidades. Entre ellos, un ingeniero que, cansado de la rutina, había dejado el trabajo y había decidido recorrer mundo, trabajando de guía turístico o del que le saliera; o un hombre que llevaba viajando 7 años. Éste, después de cierto tiempo, y cuando veía que no disfrutaba tanto del viaje, volvía a su casa (Barcelona) a “hacer un reset”, ver a su familia, cambiar la mochila, y a los 15 días volver a partir. Estos son dos ejemplos drásticos de los diferentes perfiles de una persona Wanderlust.

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Imatge 5: Japó. Font: Aina Gombau

Cabe decir que, en primera instancia, sorprende saber que haya gente así, sin ataduras y con pocas responsabilidades. Es una manera muy diferente a la estipulada de vivir la vida que tenemos como “normal”, pero tengo que admitir que esta experiencia me cambió la forma que tenía de ver la vida.

Aina Gombau Maixé

Bibliografía:

[1] http://www.ehbonline.org/article/S1090-5138(99)00015-X/abstract

[2] http://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/grandes-reportajes/genes-inquietos-2_6842

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