El Castillo más bonito de Aragón: Loarre


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El fin de semana del 22 al 23 de enero lo pasamos en Aragón, durmiendo en Huesca. A media horita de allí descubrimos uno de los castillos más bonitos que hemos visto nunca y del que os quiero hablar hoy: El Castillo de Loarre.

Por su buen estado de conservación y por el magnífico emplazamiento dentro del Pre Pirineo Aragonés, en el castillo se han grabado varias series (como la española “el ministerio del tiempo”) y películas (siendo la más famosa “El reino de los cielos”). Viéndolo de lejos en la carretera ya entendimos el motivo.

Cogimos la visita guiada unos días antes por la web (la entrada general era de 8€), y con la misma entrada del castillo puedes acceder a visitar la Colegiata de Bolea (a 16min en coche) y la Iglesia de San Sebastián de Loarre (al mismo pueblo en cuanto bajas del castillo).

La visita era a les 11:30. Llegamos media horita antes, cuando abría sus puertas, para hacernos fotos desde fuera y pasear por la zona sin la multitud de gente de las visitas guiadas.

La visita empezó puntualmente con el visionado de una película donde te explican el contexto histórico del castillo. Conserva su estructura arquitectónica original, datada del siglo XI. El castillo fue construido por el rey Sancho III el Mayor, con una finalidad militar: Proteger el reino de Navarra. En el vídeo podemos ver las dos ampliaciones que hicieron del castillo: una al 1071 (en la que el rey Sancho Ramírez decidió incorporar el componente religioso, convirtiéndolo en un monasterio de canónigos de San Agustín, y quiso añadir algunos edificios y sus habitaciones), y la otra en 1287, en la que construyeron la muralla.

Nos gustó mucho. Además, estaba bastante pensada para niños: Antes de empezar les dieron una hoja con frases que debían acabar de escribir, enigmas para descubrir o cosas que tenían que dibujar según lo que les explicase el guía. Nos pareció una buena forma de integrarlos y que estuvieran atentos.

Después de visualizar el vídeo, el guía nos acompañó hasta la puerta del castillo, cruzando las murallas. Pasabas por una roca y llegabas a la puerta escondida a mano derecha. Se nota que estaba todo pensando para que fuera más fácil defenderse en caso de ataque (cosa que no sucedió nunca).

Si nos fijamos, justo antes de entrar al castillo hay repartido entre el capitel de la columna de la derecha y una roca muy cercana, el mítico dibujo de los tres monos tapándose la boca, las orejas y los ojos (respectivamente), simbolizando que no podías hablar de nada que pasase dentro del castillo bajo pena de muerte.

Las escaleras para entrar al castillo intercalan dos medidas: más altas a los lados y más bajitas por el medio. Eso se utilizaba para recoger y almacenar el agua de la lluvia, como indica una canaleta que llega a nuestros pies y que aún debe funcionar cuando llueve. Su majestuosidad hace que ésas escaleras sean uno de los puntos más fotografiados del castillo.

En esas mismas escaleras, a mano izquierda podemos encontrar el cuerpo de guardia. Siguiendo a mano derecha encontramos una primera sala: la Cripta de Santa Quiteria, donde guardaron las reliquias de San Demetrio. Es en esa cripta podemos vislumbrar un efecto de “cámara oscura”: Gracias a la posición del sol y las ventanas, podíamos ver reflejada en la cripta en posición inversa las sombras de quién intentase acceder al castillo, como si de una alarma se tratase. Años después se descubrió que eso sería la base de la fotografía.

Si seguimos subiendo las escaleras y giramos a mano izquierda llegamos a la Iglesia de San Pedro, una construcción románica con preciosos capiteles decorados y con alabastro a las ventanas que deja pasar la luz.

Si seguimos andando y recorriendo los pasadizos y las salas del castillo, nos pueden llamar la atención unas marcas en algunas de las paredes (sobretodo las de la segunda etapa de construcción, la de Sancho Ramírez). Corresponderían a las marcas que hacían los canteros para marcar que ése trabajo era suyo. Cuantas más piezas hubieran marcadas, señal que habían trabajado más, así que también cobrarían más. Como Tarraconenses, estábamos bastante familiarizados con este método, ya que hemos visto marcas similares con la misma finalidad en la muralla de Tarragona.

En el resto del castillo podemos encontrar un patio de armas, calabozos, las habitaciones de los canónigos y la Torre de la Reina. Finalmente, llegamos a la Torre del Homenaje, que está unida al resto del castillo por un puente, y que podía usarse para encerrarse dentro en caso de asedio al castillo. Se trata también del punto más alto del castillo. Podemos subir a las dos torres, y desde allí tenemos unas vistas espectaculares, no sólo del castillo desde arriba, sino de toda la comarca de la Hoya de Huesca.

Al finalizar la visita, y al lado de la tienda de souvenirs, dónde hemos comprado las entradas hay un bar-restaurante. Y al lado unas mesas de picnic. Nosotros comimos en una de esas mesas de picnic mientras contemplábamos la silueta del castillo. El paisaje no podía ser más bucólico.

Texto e imágenes Aina Gombau

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