Seguramente muchos de nosotros estos días nos hemos preguntado: ¿Cómo será la vuelta a la realidad? El mundo exterior será el mismo, pero los que habremos cambiado seremos nosotros, nuestra manera de relacionarnos con los demás y de relacionarnos con el entorno. Durante el confinamiento del arte ha sido uno de los estímulos más recurrentes para plasmar lo que hemos vivido y cómo nos hemos sentido; cuadros que hablan de pereza como Madame Hubbard de Berthe Morisot, otros que nos exponen el arte del cotilleo como la escultura Las chismosas de Rose-Aimee Belanger, pinturas que nos muestran el arte culinario como Vistas a través de una ventana de Juan Gris, o pinturas que nos enseñan cómo se vivieron otras pandemias del pasado como la Plaza del mercado de Nápoles durante la Peste Negra de Micco Spadaro. El arte nos ayuda a entender el pasado pero en este caso, también, nos ayudará a poder visualizar cómo será, seguramente, nuestra sociedad durante el desconfinamiento y cuando volvamos a la ya tan famosa e inquietante, “nueva normalidad”.
Y es que el arte es lenguaje universal, un reflejo de los paso de los años, un herramienta donde recurrir para explicar lo que sentimos, lo que queremos expresar, de la mano de gran artistas del pasado y de aquellos que son más contemporáneos. Y es en el arte precisamente, donde encontraremos la respuesta a la pregunta que planteábamos al inicio del artículo: ¿Cómo será la vuelta a la realidad?
Son las obras de dos artistas contemporáneos del siglo XX y XXI, las que mejor nos muestran como “será” esta sociedad “futura”. Edward Hooper (Nueva York 1982-67) y Nigel Van Wieck (Bexley 1947). Las obras de estos dos pintores, con precedentes muy diferentes, las tenemos que enmarcar en el estilo realista. Como diría De Sanctis, el arte no puede ser más que una representación objetiva de la realidad, una representación no deformada de la misma, así pues, veía en el contenido, una realidad viva (De Micheli, 1996). Es evidente que Van Wieck, bebe, artísticamente hablando, del realismo y se inspira en Hopper, pero: ¿Cuáles fueron las influencias de Hopper? A inicios del siglo XX, viajó al viejo continente, donde recibió influencias impresionistas que posteriormente irían evolucionando con el paso de los años hacia un estilo realista de carácter figurativo. Precisamente son dos de sus temáticas, que posteriormente heredará Van Weick, las que nos han llevado a fijarnos en las obras de los protagonistas. La soledad plasmada en escenas de la vida cotidiana. Hooper y actualmente la obra de Van Wieck, nos invitan a adentrarnos en la atmósfera del cuadro, hasta el punto de poder empatizar con el contexto que los autores muestran.
Entrando en materia, vamos a analizar algunas de las obras más significativas de los dos protagonistas. Una de las más emblemáticas y que catapultó a la fama a Edward Hopper, fue “Nightwaks”, Noctámbulos (1942), donde podemos ver a través del cristal una escena nocturna de un bar, donde los protagonistas son el camarero que atiende una pareja, y un hombre solitario que se sienta en el otro lado de la barra. Exceptuando que sin mascarilla, podría ser perfectamente una escena que es diera cuando llegue la fase 2 del desconfinamiento, donde los interiores de los locales de ocio podrán abrir al 30% de su capacidad. Pero si nos centramos en la fase 1 de este desconfinamiento, debemos buscar ese espacio donde los mediterráneos nos sentimos más a gusto fuera de casa, ese espacio donde nos gusta socializar con los amigos o amigas, o simplemente aquel espacio donde en soledad tomamos un café. Efectivamente, estamos hablando de las terrazas de los bares y restaurantes. Únicos espacios del mundo de la restauración, que pueden abrir, a mitad gas, en esta fase. Hopper, también tiene varias representaciones de terrazas con gente, poca gente, pero en definitiva gente. Como por ejemplo, “Sunlight in Cafeteria”, Luz del sol en una cafetería (1958), que me recuerda a las terrazas de la Plaça del Mercat de Tarragona hoy, que he podido hacer mi primer café en una cafetería o por ejemplo, “Le Bistro” (1909), donde podemos ver la influencia clara del arte impresionista, de esta primera época de pintor. Nigel Van Wieck tiene una ilustración llamada Día de perros, que nos muestra con un toque más contemporáneo que Hopper, la soledad de alguien que ahoga las penas en un bar después de tener un mal día. La diferencia con nosotros es que, los días de perros han sido algunos de confinamiento, no cuando hemos podido visitar un cafetería.
También nos hemos preguntado cómo será ir a cine o al teatro con las nuevas medidas de distanciamiento social. Para hacernos una idea, nos podemos fijar en esta obra de Hopper llamada Entreactos (1963), donde nos muestra una mujer sola, abducida por la espera, seguramente, del segundo acto de la obra.
El transporte público, los espacios públicos y las vacaciones también son una de las preocupaciones de la sociedad actual. En las obras de nuestros protagonistas encontramos como podrían ser los próximos viajes en tren, “Q train”, de Van Wieck, donde podemos ver una chica sola en el vagón, agotada por lo que podría haber sido una larga jornada laboral o si nos ponemos en una perspectiva actual, maldiciendo la gente que va por la calle sin mascarilla o que se piensa que todo esto ya se ha acabado. Como diría la cantante Maria del Mar Bonet: Es fa llarg, es fa llarg esperar... como lo hacen los protagonistas de El andén de Van Wieck, separados entre sí por una distancia de seguridad mucho más generosa que la que hemos visto estos días en las estaciones de tren. O como lo hace esta chica a la pintura “First floor”, dónde espera que las puertas del ascensor se cierren. En nuestro contexto, esperaríamos a que la puerta del ascensor se cierre, tal vez, para subir a ver nuestros padres que no hemos podido ver en casi 2 meses, o quizás a nuestros amigos para hacer una cerveza juntos en el piso o quizás a nuestra pareja con la que aún no vivimos juntos y nos hemos tenido que ver en la distancia, como también nos muestra Van Weick en su obra Mirando.
Y finalmente es inevitable ahora que ya hemos entrado en el mes de mayo, no pensar en el verano. Y sobre todo, en las vacaciones de verano. Los mediterráneos no podemos estar demasiado lejos del mar, le echamos de menos, es inherente a nuestra persona. Así pues en algún momento nos ha pasado por la cabeza, como podrá ser ir a la playa. Para esta enésima pregunta con una perspectiva futura, también encontramos la respuesta en las obras de nuestros protagonistas. En caso de que no podamos ir a la playa y tampoco de vacaciones, no nos quedará otra opción que utilizar la terraza de casa para tomar el sol, o leer, como nos muestra Hopper en “Second story Sunlight”, Segunda historia al sol (1960). Y en el caso de que si que podamos desplazarnos a las playas, el panorama será más o menos como el que encontramos en las obras de Van Wieck, “The beach”, “Summer vacation” o El punto y final del camino. Escenas veraniegas en playas idílicas, donde la soledad, la melancolía y la poca afluencia de gente se convierten en un panorama de lo que podría ser el verano de 2020.
En definitiva, no sabemos muy bien cómo será la vida después del confinamiento, pero lo que si podemos hacer es nutrirnos del arte para hacer volar la imaginación de cara al futuro inmediato que está llegando. Algo si que ha quedado muy clara, y es la importancia y la función social que tiene el arte, que parece ser que haya tenido que venir un pandemia porque la gente fuera consciente. Habiendo visto las obras de Edward Hopper y Nigel van Wieck, culminaríamos este escrito con una frase de Oscar Wilde que dice lo siguiente: Paradójicamente, la vida imita al arte, mucho más que el arte imita a la vida.
Bibliografía
De Micheli, M. (1966). Las vanguardias artísticas del siglo XX. Madrid: Alianza Editorial
Printerest (sf). Nigel van Wieck. Recuperat de https://www.pinterest.es/aerodriguezm/nigel-van-wieck/
HA! (sf). Edward Hopper. Recuperat de https://historia-arte.com/artistas/edward-hopper
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