Diversas instituciones y entidades culturales han elaborado una programación en Tarragona con cerca de cuarenta actividades para fomentar el conocimiento de la Segunda República, la Guerra Civil y el franquismo en la capital tarraconense.
Los ochenta años del fin de la Guerra Civil han sido el pretexto con el que el Ayuntamiento de Tarragona ha diseñado estos actos. Así, entre el 15 de enero y el 28 de marzo, la ciudad acogerá exposiciones, conferencias, visitas guiadas, proyecciones de películas, presentaciones de publicaciones, representaciones teatrales, cursos y talleres, orientados a la difusión de la historia, la valorización del presente democrático y un futuro de paz, y el rechazo a la ignominia de las guerras.

Son muchas las explicaciones que se nos han dado sobre por qué la Segunda República devino en una guerra civil; la mayoría de éstas omiten gran parte de las causas, pasan de puntillas sin tratar el tema en profundidad o forman parte de un imaginario que el franquismo se encargó de difundir y enraizar en la memoria colectiva española. La responsabilidad de este hecho recae en la Transición, al haber renunciado a investigar parte de su pasado, o tal y como decía el historiador Fontana en el artículo Recuperar la història de la Segona República Espanyola (2002): “la culpa no es tanto de la Transición, sino de la renuncia, por parte de los presuntos herederos de la izquierda española derrotada el 1939, del legado de sus antecesores”. Fontana lo explicaba en un discurso pronunciado en 2002, y desde entonces hasta la actualidad se ha creado una Ley de memoria histórica -insuficiente y tardía- durante el gobierno de Zapatero, y un gran debate posterior sobre placas, fosas, la Fundación Francisco Franco o incluso el papel actual de la monarquía; debate que se ha intensificado en estos últimos meses con la futura -pero sin fecha- exhumación de Franco del Valle de los Caídos.
El trabajo de instituciones como el Memorial Democràtic, los expertos, la creación del Pla de fosses y la reparación jurídica de las víctimas del franquismo, o la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), han puesto de relieve una sensibilidad por el tema y nos han hecho conscientes de una realidad. Por otro lado, el mundo del arte y la cultura nunca dan la espalda a la actualidad, a la crítica y a lo que inquieta a la sociedad; y es en este sentido que surgen manifestaciones artísticas y culturales que muestran esta problemática, la denuncian y contribuyen al debate, al mismo tiempo que aportan la dosis de emotividad con que una exposición, una película o una obra de teatro son capaces de tratar estos temas.
En las últimas semanas, ciudades como Barcelona y Tarragona han acogido espectáculos como Rastres_Argelers (El Maldà), la premiada película El fotógrafo de Mauthausen (de Mar Targarona), la exposición Antoni Benaiges. El mestre que va prometre el mar, la obra Et vindré a tapar (de la Cia. Espai en construcció) o la visita guiada Una, grande y libre.

Una, grande y libre
El itinerario de autor Una, grande y libre. Escenaris de la dictadura franquista a Ciutat Vella consiste en un recorrido diseñado y guiado por el historiador Josep Grau, y organizado por el Museo de Historia de Barcelona (MUHBA) a partir de cuatro espacios principales situados en el centro de Barcelona y relacionados con el periodo franquista: la plaça Catalunya, la avenida de la Catedral, la plaça Sant Jaume y la Via Laietana.

El trayecto, original, ameno y didáctico, descubre memoriales y monumentos del periodo, como el que rinde homenaje a los “Héroes de 1809”, la inscripción dedicada a José Antonio Primo de Rivera, las visitas de Franco a Barcelona o el discurso del rey emérito Juan Carlos I en el Saló del Tinell en 1976. Es así como, a través del recorrido por edificios relacionados con los años del franquismo (como el edificio de El Corte Inglés), la comisaría de policía de Via Laietana o las sedes bancarias que rodean plaça Catalunya, nos desvela interés por seguir la búsqueda y se muestra el impacto del franquismo en la ciudad.
Exposición sobre el maestro republicano Benaiges
La exposición Antoni Benaiges. El mestre que va prometre el mar, organizada por el Museu Marítim de Barcelona y el Memorial Democràtic, rinde homenaje a la escuela republicana y explica la historia de una promesa que no se pudo cumplir, la del maestro republicano Antoni Benaiges a su alumnado.
A Benaiges, nacido en Mont-Roig del Camp y destinado a Madrid en sus tres primeros años laborales, le fue posteriormente asignada una plaza en la escuela de Bañuelos de Bureba (Burgos), en la que impartiría clases siguiendo las técnicas del pedagogo francés Freinet. Este método consistía en incorporar la imprenta en el aula, con la que se editaban unas pequeñas publicaciones a partir de textos libres que componía el alumnado. Estos cuadernos reflejaban la visión que tenían los niños de la vida de su entorno: la familia, las amistades, el día a día en la escuela y en el pueblo, sus deseos…
Uno de estos cuadernos llevaba el título ‘El mar. Visión de unos niños que no lo han visto nunca’, e incluía la promesa que el maestro hizo a sus alumnos: que en verano les invitaría a su pueblo para que viesen el mar. El 19 de julio, Antoni Benaiges fue detenido, torturado durante cinco días y ejecutado. El mar quedó enterrado en la fosa común de Monte de la Pedraja, donde se calcula que hay más de 400 personas ejecutadas. Las técnicas educativas activas habían chocado con el pensamiento más obtuso de familias, sociedad, y con el odio y rencor consecuentes de una guerra.
La exposición, que está recomendada para todos los públicos, te traslada a una escuela de los años 30 y muestra, con un recorrido muy trabajado, la ternura y la dureza del momento.
Et vindré a tapar
Et vindré a tapar relata el viaje de tres amigas para encontrar al marido de una de ellas, desaparecido durante la Guerra Civil.
La obra es un drama con toques cómicos, interpretado por Maite Bassa, Montse Bernad y Blanca Solé, acompañadas por la violinista Roser Farré -que juega un papel esencial con los efectos sonoros que crea con botellas, palitos, agua y el mismo violín-. Las cuatro escenifican en 50 minutos una emotiva road movie en que los espectadores tenemos la triste certeza de que el viaje no tendrá un final feliz, aunque al igual que al personaje de María, los toques de humor que aporta la obra nos permiten vislumbrar un poco de luz y desear un final que sabemos que no es posible. Porque “esperar sin esperanza es el acto más heroico que existe”, tal y como leemos en el programa de mano de este espectáculo de la Cía. Espai en construcció.

El espectáculo, intenso y dinámico, se ve favorecido por las reducidas dimensiones y la proximidad del público de la tarraconense Sala Trono, y consigue atrapar al espectador con escenas breves que muestran la realidad de las mujeres de la posguerra, que se aferraban a la última posibilidad de que los maridos volviesen en cualquier momento a casa, sin pensar en la otra dura realidad que, en tono de farsa y con una punzante y ácida crítica, aparece al final de esta obra con dos personajes caracterizados como descaradas cabareteras, llamadas Fosa y Común.
Así pues, la cultura nos muestra las heridas de un pasado que lejos de estar cerradas continúan pendientes de actos de memoria, dignidad, justicia y verdad. A falta de decisiones políticas, adelante con la cultura.
Albert Irigoyen Zaragoza
@Albert_Irigoyen
Fotografía de portada:
Falset (Tarragona) finales de julio de 1938, bombardeo de la aviación italiana.
Fotografíes de Agustí Centelles y Ossó, fondo Centelles
(c) 2012 Archivos estatales, MECyD, Centro Documental de la Memoria Histórica, todos los derechos reservados.