Múnich en 48 horas


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No es la primera vez que os hablamos de Múnich, capital de la región del Bayern (Baviera), sur de Alemania, conocida por su vestimenta regional y sus festivales de cerveza. ¡Pero la ciudad va más allá de Oktoberfest!

Os hablamos de la fiesta del Krampus, del nuevo centro de documentación sobre el nacionalsocialismo, que abrió en mayo de 2015, así como, hace tiempo, allá en 2013, en los inicios del Cultius, os hablábamos de obras de arte halladas en un piso de Múnich, que habían sido robadas durante la Segunda Guerra Mundial. Como es lógico, también os hablamos de cerveza: La Starkbierfest.

Hoy pero os queremos hacer un pequeño recorrido por la ciudad y deciros qué podéis encontrar si venís a pasar 48 horas, ¡vamos!

Día I

Como todo, hay que empezar por el principio, y en Múnich no hay mejor manera que ir al centro y pasear por el casco antiguo, por Marienplatz con el nuevo Rathaus (Ayuntamiento) y el famoso reloj con carrillón o Glockenspiel, donde a ciertas horas del día un seguido de figuritas se empiezan a mover representando una escena histórica relacionada con la ciudad después que hayan sonado las campanas. No haremos aquí publicidad gratuita de ninguna empresa de Freetours, pero sí que es cierto que empezar la visita con alguien que te explique los cuatro puntos básicos del centro histórico te ayuda a situarte. Muchos de estos tours empiezan en Marienplatz y acostumbran a durar unas tres horas que pasan volando. Dado que el centro de Múnich es relativamente pequeño, da tiempo incluso de visitar la cervecería más famosa de la ciudad, la Hofbräuhaus, también conocida por ser el lugar donde Hitler y otros políticos bávaros daban sus mítines.

Múnich es una ciudad extremadamente plana por lo que si se quiere tener una visita panorámica de la ciudad hay que ir a lugares elevados construidos por el hombre. Si estáis en el centro y hace buen tiempo, subir a la torre de la iglesia de San Pedro (enfrente del nuevo ayuntamiento) por dos o tres euros es una buena oportunidad para ver toda la ciudad desde el casco antiguo, otras opciones son la torre de comunicaciones del Parque Olímpico, bastante más caro, o hacernos una pequeña caminata por una de las colinas del mismo parque.

Otros edificios del casco antiguo que vale la pena visitar son la catedral de la ciudad, la Frauenkirche, con leyenda incluida, la iglesia neobarroca Theatinerkirche, al lado de Odeonsplatz y el Viktualienmarkt, el antiguo mercado de alimentos que hoy en día aún existe y donde se pueden encontrar productos de todo el mundo y diversas carnicerías donde comprar las salchichas típicas

Múnich es y será siempre (como el resto de Alemania) mucho más que el papel que le toco durante el nacionalsocialismo pero no podemos obviar la importancia de esta ciudad en el crecimiento del movimiento. Hoy en día aún quedan muchos edificios que fueron oficinas del régimen y también puntos de reconocimiento de las víctimas y la resistencia. Algunos ejemplos los encontramos en pleno centro historico como la calle por donde Hitler caminó hasta ser bloqueado por la policía durante el Putsch de 1923. En este punto se instaló una placa recordando las victimas nazis que murieron ese día, y durante los años del regimen, cualquier persona que pasara por delante tenía la obligación de hacer el saludo fascista. Para saltarse tal cosa, algunos opositores empezaron a pasar por una calle secundaria, cosa que no pasó desapercibida por la policía del régimen. Mucha gente fue detenida simplemente por circular por esta calle, sospechosos de ser contrarios. Hoy en día un camino de adoquines dorados recuerdan estas personas.

Una vez visto el centro ya va siendo hora de tomarse la primera cerveza, ¿y dónde mejor que en un Biergarten? Si os encamináis hacia el parque más grande de la ciudad, el Englischer Garten, podéis llegar a la torre china, donde encontrareis uno que suele estar lleno de gente si el día acompaña. Este es, hay que decirlo, bastante guiri, pero de Biergarten hay por doquier, incluso muchos restaurantes tienen uno pequeño en su interior.

Una vez estéis en el Englischer Garten, a parte de beber cerveza podéis observar la famosa “ola de los surferos”, una ola artificial que los soldados norteamericanos construyeron después de la segunda guerra mundial para probablemente sentirse más cercanos a casa. Hoy en día podréis ver surferos practicando casi a cualquier hora del día y cualquier día del año. También podéis alquilar bicis y dar un paseo por el parque, sobretodo por la zona norte, mucho menos masificada. Atención a los que viajéis en verano, hay una zona nudista dentro del parque, no os asustéis 😉

Día II

Para empezar el segundo día con energía, ¡y antes del mediodía! no os podéis perder el desayuno típico bávaro: salchicha blanca hervida (Weißwurst) con una Bretzel o un panecillo (Semmel), mostaza dulce (Senft) y cerveza (Weißbier). En cualquier restaurante bávaro o Gasthof, o en los restaurantes de las fábricas de cerveza de la ciudad (Hofbräu, Lowenbräu, Augustiner, Paulaner, Spaten, Hacker-Pschorr,…) os van a servir uno.

Alerta! Si no vols semblar un guiri total treieu-li la pell a la salsitxa. Allá donde fueres…

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Esmorzar típic bavarès

Si os encontráis por los alrededores de Viktualienmarkt, veréis un palo en medio de la plaza decorado con paneles que simbolizan los diferentes oficios de la ciudad. Este palo es el llamado “árbol de mayo” y se renueva cada primero de mayo para dar la bienvenida a la primavera. Cada pueblo y ciudad tiene uno, y es todo un espectáculo ver como lo colocan. Antiguamente también servía para informar a los viajeros de los servicios que podrían encontrar en la villa a la que llegaban.

Arbre de maig a Viktualienmarkt

Múnich tienen unos cuantos museos de arte que vale la pena visitar, si coincidís en domingo, aprovechad este día ya que la mayoría tienen entrada reducida a 1 euro. Nosotros fuimos rápido para verlos todos un poco pero esto depende de cada uno, de bien seguro que el museo de arte moderno (Pinakothek der Moderne), la Alte y la Neue Pinakothek, el museo Brandhorst, la Lenbachhaus (Blaue Reiter sobretodo), que se encuentran en la isla de los museos, salida de metro “Königsplatz” o “Theresienstrasse” no os decepcionaran.

Un poco más alejados tenemos la Sammlung Schack con obras del romanticismo alemán y la Haus der Kunst (muy cerca de los surferos). Al centro hay también el museo de la ciudad (Stadtmuseum) con una col·lección de juguetes, y el museo de los juguetes propiamente, en el antiguo ayuntamiento. Para terminar no nos olvidemos del museo de la patata o Kartoffelmuseum, pequeñito y alejado del centro (Ostbahnhof) pero si os animáis, está muy cerca de una de las zonas de ocio nocturno por excelencia, la Kultfabrik.

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Haus der Kunst

Para disfrutar bien de Múnich es bastante importante escoger bien la época del año en la que se visita y tener claras las prioridades de lo que se quiere ver: fiesta de la cerveza, museos, festivales de cine, deportes de invierno, mercados de Navidad, ¡y mil cosas más que pasan en esta ciudad! No os esperéis ni un Berlín ni un Londres, Múnich es un pueblo grande, a veces demasiado tranquilo incluso, snob por supuesto (solo hace falta ver la densidad de BMW y Audis que corren por las calles) pero con una oferta cultural digna de tener en cuenta y con una espectacular belleza natural como son los Alpes, a menos de una hora en tren.

Guiomar Sánchez i Rosa M. Torrademé

 

 

 

 

 

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