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Para este noviembre balcánico os traemos también una recomendación literaria.
Si sois de esos lectores insaciables que devoran libros uno detrás de otro, si os apasionan las historias sobrecogedoras pero a la vez cotidianas, con esa chispa de veracidad que se deja entrever entre las líneas del libro; pero sobretodo si sois unos fans incondicionales de los Balcanes, de esa tierra tan lejana pero tan cercana a la vez, con una historia tan rica y mágica como fantasmagórica y cruda; os recomendamos La hija del Este, de Clara Usón [La hija del Este, Seix Barral, 2012]. Una pequeña novela ambientada en el Belgrado de los noventa, momento en el que estalla la guerra contra Bosnia. La protagoniza una joven estudiante de medicina serbia, tímida y reservada que, poco a poco, irá descubriendo las consecuencias de la guerra y de los prejuicios frente otras razas y etnias.
Uno de los rasgos más originales de este libro es que combina la narración novelesca con capítulos de explicación histórica. Nos presenta a modo de “galería de héroes” -llamándose así estos capítulos- un seguido de personalidades importantes de la historia serbia, que alimentaron la mitología nacionalista y afirmaban el odio hacia el resto de poblaciones; se nos muestran personalidades medievales, como el príncipe Lazaro, con el que perdieron la batalla de Kosovo, hasta personajes de su actualidad como Milosevic o Ratko Mladic, un feroz militar, jefe del ejército de la República Srpska -pequeña región serbia dentro de Bosnia- que se nos descubriría, muy pronto, como el padre de la protagonista, conduciéndonos así hacia la crueldad de la guerra y las repercusiones familiares que tuvieron en la familia de la chica.

Una novela oscura e intensa, con ciertos toques de humor y de ironía, a partir de la que reflexionareis alrededor del conflicto balcánico que tantas similitudes y diferencias tiene con tantas otras guerras, dejando el regusto amargo de que, quizás, los humanos no sabemos nada más que jugar a ser invencibles.
Os dejamos, finalmente, con un pequeño fragmento de la novela, que bien seguro os hará entrar ganas de leerla:
“No todos tuvieron tanta suerte, a mi amigo Veljko lo cazaron. Por una de esas ironías, su novia era croata. Él era como yo, un traidor, es decir, un pacifista [serbio]. Pero se fue a la guerra y anduvo en ella unos meses. (…) Cuando literalmente se cagó de miedo, me dijo, fue otra noche, perdido en un maizal, en que de pronto creyó percibir el jadeo acechante que no podía confundirse de ningún modo con el suave balanceo de las matas de maíz acariciadas por la brisa, la respiración de un perro de los ustachas que persigue mi rastro, pensó, (…) y cuando ya sintió el aliento del perro croata en el cogote, Veljko se dio vuelta y se topó con un cerdo. De eso han pasado muchos años. Veljko no ha rehecho su vida; no ha hecho nada con ella, la ha dejado por imposible y todavía hoy, cuando escucha el pitido de la cafetera que anuncia que el café está subiendo, se pone a temblar y siente taquicardia. «Así es como suena un obús cuando va a por ti – explica-, éste es el sonido de la guerra.»”
¿Más recomendaciones literarias? 🙂
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