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Era un domingo por la mañana. A pesar de ser de invierno, el sol y la temperatura evocaban un día primaveral. La exposición de Manel Margalef, Sub-versió, hacía un día que se había cerrado al público. El centro cultural ‘Lo Pati’ de Amposta es un pequeño oasis de creación contemporánea en el sur catalán. Y allí mismo nos había citado el artista, un Manel que llegaba a este momento creativo después de empezar a trabajar con los conceptos de espacio público y privado años antes.
Manel Margalef lleva más de 25 años dedicándose al arte profesionalmente; proviene de la escuela de Bellas Artes, del mundo de la pintura, pero siempre ha dejado su arte fluir, sin preocupación de los materiales, que las cosas vinieran por la necesidad del discurso. Esto le permitió ir desde la pintura al soporte bidimensional, pasando por la escultura, fotografías y la instalación, teniendo un amplio abanico de posibilidades. De esta manera se ha ido definiendo, y ha ido apostando por estos discursos que dan novedad, aceptando argumentos como el objeto, buscando el significado y el valor de este “lo he trabajado, lo he descontextualizado, lo he deconstruido, y a partir de ahí reflexionar en torno a los elemento, del lenguaje del tiempo, del recuerdo y la memoria de lo que tenemos sobre estos símbolos y referentes “nos aseguraba.
La conversación la tuvimos ante su obra, en su exposición. Y seguramente, nosotros, fuimos los últimos que la pudimos observar tal cual. A esto le teníamos que sumar la luz natural que entraba por los ventanales y que iluminaba de una forma muy diferente el espacio, ya que el público que lo había visto las tardenoches de diciembre y enero de viernes y sábado, únicos días en que se puede visitar el centro, lo hizo sin que el sol entrara en escena. Así, mientras sus obras nos miraban, y las mirábamos, de reojo, fuímos desgranando las obras que se nos presentaban delante.
Su lenguaje tiene características pictóricas, con un discurso que también se mantiene escultóricamente, de la presencia conceptual, como el cúmulo de significados que genera cambiar de sentido, todo dialogando “buscando la presencia para que cada elemento tenga un sentido dentro de su contenido “.
Para entender la exposición, debemos hacer memoria de su trayectoria, concretamente irnos al momento en el que hace el paso más hacia el objeto, que fué cuando ganó la Bienal de Amposta con la obra Ordenaciones o establecimientos en la que utiliza elementos del antiguo Molino de la Camara Arrocera de Amposta y comenzó a crear un discurso o un lenguaje para hablar de su paisaje, pero desde la ladera en la que el paisaje soporta el peso, de quien son, de su cultura y sus tradiciones, es decir nos dice el porqué de la cultura nos lleva hasta aquí. Esta idea de paisaje fue traspasando hacia un proyecto muy importante en Tarragona, que era la rehabilitación de un antiguo piso, junto con un joven arquitecto. El proyecto era como si la casa nueva tuviera las vistas de la casa antigua y se convertía en un paisaje que describía la experiencia de cómo iba evolucionando el proyecto.
Él fue trabajando hasta el punto de hacer la tesis doctoral sobre todo la recopilación y aportando todo lo que había sido el trabajo de investigación artístico. Todo ello acabó en la exposición En Venta, que se ubicaría en el Tinglado1 del Muelle de Costa de Tarragona. La exposición En Venta fue la culminación del esfuerzo de aquel piso que se acabó vendiendo, justamente en el momento en que la especulación urbanística estaba en el punto más alto. Un claro ejemplo y que le sirvió de inspiración, fue el proyecto FADESA de Amposta, el cual era representado por una gran maqueta promocional, lo que le llevó a representar a modo de maqueta/piso piloto, precisamente, la muestra que haría el Tinglado1 de Tarragona.
En el caso de Sub-versió la muestra bebe mucho de toda esta última trayectoria basada en la burbuja inmobiliaria, la crisis del mercado financiero y todo el sistema capitalista en general. Nos habla de lo que es habitable y lo que no, de lo público y lo privado, la parte cultural del mundo, lo que hacemos: construimos casas y puentes que se contraponen con la naturaleza. Coge objetos de uso cotidiano y los articula y rearticula, convirtiéndolos en no-útiles: una segunda vida, un elemento que nos era común y ahora se vuelve salvaje.
Dan la bienvenida dos grandes puertas que conserva de aquella época de En Venta, como un elemento historicista, la memoria de un pasado, pero sin esa funcionalidad que les era pretendida. “Las puertas ya no tienen una función arquitectónica, y por tanto acabaremos colocándolas en el suelo”, afirma. Anula su funcionalidad, descontextualizando el objeto y nos hace reflexionar en aquel tiempo que hemos dejado pasar, aquellas estructuras que -simbòlica y literalmente- han caído.
El otro elemento que nos llama la atención es el panel del centro de la sala, con una lámpara que marca el abandono, la desubicación; y un jabalí que casi la pisa, creando una convivencia del espacio abandonado por el Ser humano con naturaleza. La frase “Liberemos espacios deshabitados” sale de una casa okupa, que encontró en el tiempo de su investigación. Se trata de una forma de reivindicación, sobre todo con la tipografía y la manera abrupta y agresiva con que está escrita. Esta primera parte se completa, además, con una proyección en el muro izquierdo con un vídeo sobre termitas, “la potencia del animal que no vemos pero que es una plaga, y que de hecho convive con nosotros, y acaba corroyendo esto todo “.
Al otro lado de la muestra encontramos otro binomio esencial para la búsqueda de Margalef. El sofá. Elemento doméstico por excelencia, “es el reducto donde desconectamos y descansamos, la parte personal” comenta. Es casi el elemento orgánico de la casa, las raíces, y es atado por las instalaciones, el día a día, siendo truncada su tranquilidad. Nuestra vida, en este caso, también depende del consumo (de energía, de redes, etc.) que nos resta calidad de vida.
El otro elemento de este segundo espacio es el muro con las letras de hierro. Un elemento reutilizado, con una vida ya anterior pero totalmente desconocida. Aquí el artista lo ha usado como un jeroglífico. Cogiendo las letras en blanco se lee ‘desahucio’, término que hace cuatro años ni sabíamos lo que era; ahora, en cambio, es una de las palabras más utilizadas. Una vez más, esta crisis. Crisis económica, pero también social. También hace un llamamiento al mundo artístico, con el conjunto de AAVC -Asociación de Artistas Visuales de Cataluña, haciendo énfasis en que quizá en el tiempo de bonanza no hemos sabido crear una estructura sólida con la que hacer frente a la crisis desde el art. A todo esto se añade la figura del cuervo, que espera expectante sobre las letras, como símbolo de avaricia. Un elemento destacable es ver como algunas de las obras se completan con animales disecados, provenientes del Museo Natural del Delta, dotando de este toque de pertenencia, de territorialidad frente un mundo cada vez más global.
Para finalizar la muestra, girando, nos encontramos con una pequeña instalación que nos ha estado siguiendo y mirando durante todo el recorrido. Creando el efecto de los miradores de aves del Delta, nos sentimos observados por unos renacuajos, pero lo hacen de manera distraída, tal como la sociedad actual mira, piensa y adquiere conocimiento, en esta cultura de la velocidad y la inmediatez.
Así, su obra reflexiones en torno a la crisis económica, la burbuja inmobiliaria y sobre todo el hecho de que la sociedad fracasó: fracasa al intentar producir una sociedad hermanada y social, fracasaron los racionalistas de la Bauhaus y Le Corbusier al intentar crear viviendas al alcance de todos, fracasaremos al intentar una estructura básica para democratizar el suelo. Todos fracasan. De esto solo queda pequeños vertederos del pasado y estructuras arquitectónicas y ornamentales que parecen muy alejadas de la actualidad. Fue una crisis moral y ética, y aún estamos viviendo las consecuencias.
Marta Margalef
Gabino Martínez
Guiomar Sánchez
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